Atención psicológica a mujeres en situación de violencia

Fichas de TCC para víctimas de violencia doméstica

En la educación psicoterapéutica - una de las trayectorias profesionales de la Psicología Clínica - existen tres referencias básicas para el desarrollo de un buen profesional, que son: la lectura sobre la teoría y la técnica que orientarán su práctica, el análisis personal y la supervisión, en la cual se pueden potenciar los aspectos técnicos de las intervenciones y profundizar la discusión clínica de los casos asistenciales (Portella, Cortez, & Carpigiani, 2011).

En ese contexto, el Séptimo Arte puede contribuir como herramienta en la cualificación profesional de los psicólogos clínicos. Puede ser integrado al conocimiento teórico, desencadenando discusiones, suscitando reflexiones y elaboraciones sobre las experiencias que los futuros psicólogos enfrentarán en su profesión (Santeiro, 2013).

Frente al fenómeno de la VCM, el Cine puede servir como instrumento ilustrativo para los psicólogos en formación, sobre la realidad a la que se pueden enfrentar en la práctica clínica. Al ser mediado y dialogado, el lenguaje cinematográfico

¿Cuáles son los efectos psicológicos de la violencia sobre las mujeres?

Los efectos a largo plazo de la violencia contra las mujeres en la salud mental pueden incluir: Trastorno de estrés postraumático (TEPT). Puede ser el resultado de un trauma o de una experiencia impactante o aterradora, como una agresión sexual o un maltrato físico.

¿Cuál es la solución a la violencia contra las mujeres?

La reducción a gran escala de la violencia contra las mujeres puede lograrse mediante el activismo y la defensa feministas, junto con una acción coordinada en los sectores de la justicia, la sanidad, las finanzas y otros.

¿Cuál es un ejemplo de violencia psicológica contra las mujeres?

Ejemplos de violencia psicológica son actos como el aislamiento de los demás, la agresión verbal, las amenazas, la intimidación, el control, el acoso o el acecho, los insultos, la humillación y la difamación.

Programas de tratamiento para víctimas de violencia doméstica

La violencia contra las mujeres puede causar problemas de salud física y mental a largo plazo. La violencia y los malos tratos no sólo afectan a las mujeres implicadas, sino también a sus hijos, familias y comunidades. Estos efectos incluyen daños a la salud individual, posibles daños a largo plazo a los hijos y daños a las comunidades, como la pérdida de trabajo y la falta de vivienda.

Los efectos físicos a corto plazo de la violencia pueden incluir lesiones leves o afecciones graves. Pueden incluir moratones, cortes, huesos rotos o lesiones en órganos y otras partes internas del cuerpo. Algunas lesiones físicas son difíciles o imposibles de ver sin escáneres, radiografías u otras pruebas realizadas por un médico o enfermera.

Si te agrede sexualmente la persona con la que vives y hay niños en casa, piensa también en la seguridad de tus hijos. La violencia en el hogar a menudo incluye el maltrato infantil.1 Muchos niños que presencian la violencia en el hogar también son víctimas de maltrato físico.2 Obtenga más información sobre los efectos de la violencia doméstica en los niños.

Muchas mujeres también tienen problemas de salud mental tras la violencia. Para hacer frente a los efectos de la violencia, algunas mujeres empiezan a consumir alcohol o drogas o adoptan comportamientos de riesgo, como mantener relaciones sexuales sin protección. La violencia sexual también puede afectar a la percepción que una persona tiene de su propio cuerpo, dando lugar a patrones alimentarios poco saludables o a trastornos de la alimentación. Si tiene estos problemas, sepa que no está sola. Existen recursos que pueden ayudarte a afrontar estos retos.

Papel del psicólogo en la violencia doméstica

La falta de apoyo doméstico y emocional adecuado puede tener consecuencias en la salud mental de las mujeres. El riesgo de ansiedad, depresión y trastorno de estrés postraumático (TEPT) es también mucho mayor en las mujeres (7, 8).

Además, el conflicto profesional, así como el temor personal por la propia salud, contribuyeron al agotamiento y a la aparición de síntomas físicos y mentales en los trabajadores sanitarios (30). El aumento de la carga de trabajo, el aislamiento y la discriminación también eran frecuentes en los cuidadores y podían provocar agotamiento físico, miedo, trastornos emocionales y trastornos del sueño (31). Además, en tiempos de pandemia, son pocos los servicios adecuados que pueden examinar a los médicos y enfermeras en contacto con pacientes infectados para detectar ansiedad, depresión y suicidalidad y proporcionarles asesoramiento.

Del mismo modo, los estudios que exploraron las consecuencias psicológicas del brote de SRAS de 2002-2004 en China informaron de que tras la epidemia se produjeron casos de ansiedad y depresión, así como de TEPT. A los 30 meses del SRAS, el 25% de los pacientes presentaba TEPT y el 15,6% trastornos depresivos (34). Mak et al. (35) y Lam et al. (36) informaron de que más del 40% de los supervivientes del SRAS presentaban síntomas de estrés postraumático (TEPT). Los sujetos solteros, los que trabajaban en lugares de trabajo de alto riesgo o los que tenían familiares cercanos con SRAS tenían entre dos y tres veces más probabilidades de desarrollar altos niveles de TEPT que los no expuestos al virus (37).

Violencia doméstica Tratamiento del trastorno de estrés postraumático

Nueva York, NY, 24 de noviembre de 2022 - La violencia de género representa uno de los principales desafíos para las mujeres en el norte de Centroamérica, advirtió el Comité Internacional de Rescate (IRC, por sus siglas en inglés) tras analizar datos recolectados durante 2022 en la región.

El IRC analizó la información proporcionada por 789 mujeres que han participado en un programa de manejo de casos implementado en el norte de Centroamérica, el cual es financiado por la Oficina de Asistencia Humanitaria (BHA) de USAID. Con base en los datos recolectados entre julio de 2021 y octubre de 2022, el IRC identificó que:

"Ser mujer o niña en Centroamérica es estar en riesgo de experimentar violencia, en el hogar o en las calles. La violencia de género, sin embargo, no es el único peligro con el que se encuentran las mujeres en nuestros países: cada día tienen que sortear la inseguridad originada por grupos armados no estatales mientras tratan de encontrar la manera de cubrir sus necesidades más básicas.

"La mayoría de las sobrevivientes de violencia de género experimentan múltiples tipos a lo largo de sus vidas y uno de los mayores desafíos es la normalización: necesitamos empoderar a las sobrevivientes para que la identifiquen en su camino hacia la sanación. Abordar la violencia de género en Centroamérica requiere una respuesta centrada en la sobreviviente, basada en sus fortalezas y en la educación para la sanación; la evidencia muestra que esta es la manera más efectiva de apoyar a las sobrevivientes para que recuperen el control sobre sus vidas y prosperen. El apoyo y los recursos de la comunidad internacional han sido esenciales para financiar programas que ofrezcan protección a las mujeres de la región. No hay un final a la vista para la crisis que afecta a nuestros países y se necesita más apoyo para crear programas que ofrezcan soluciones a las necesidades más urgentes de las personas, al tiempo que se aborda la crisis a largo plazo."

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