Daños físicos y psicológicos

Efectos físicos de las lesiones

Las personas que sufren un acontecimiento traumático, como un accidente de tráfico o lesiones por caídas, también experimentarán el proceso de tratamiento médico y rehabilitación, dependiendo del nivel de gravedad. Esto va desde el traslado en ambulancia y la visita al servicio de urgencias hasta la hospitalización y la rehabilitación (ten Duis et al., 2003). Las investigaciones realizadas hasta el momento indican que los pacientes que han sufrido lesiones graves por diversas causas, no solo se enfrentarán a problemas físicos (Clay et al., 2010), sino también psicológicos (Mason et al., 2002; Hatch et al., 2018) y sociales (Nota et al., 2015; van der Sluis et al., 1998), incluyendo el malestar de salud mental (por ejemplo, TEPT, depresión, ansiedad), dificultades laborales y de relación, respectivamente.

Reconocemos que existen factores de riesgo que contribuyen al malestar de los pacientes que han sufrido una lesión, pero ¿qué más necesitamos aprender para mejorar su atención a corto y largo plazo? La bibliografía suele analizar específicamente el impacto de un tipo de lesión, como la lesión cerebral traumática, o de un acontecimiento traumático, como un accidente de tráfico grave.

¿Qué se considera daño psicológico?

El trauma psicológico, o emocional, es un daño o lesión en la psique después de haber vivido un acontecimiento extremadamente aterrador o angustioso y puede dar lugar a dificultades para funcionar o hacer frente a la situación con normalidad después del acontecimiento.

¿Cuáles son algunos ejemplos de lesiones psicológicas?

Las formas más comunes de daño psicológico son el trastorno de estrés postraumático, la depresión, los trastornos de adaptación, la ansiedad y las fobias específicas.

¿Puedo reclamar por daños psicológicos?

Una reclamación por una lesión psicológica sigue el mismo proceso que cualquier otra reclamación por lesiones; la víctima puede reclamar el dolor y el sufrimiento que la lesión le ha causado, así como cualquier pérdida económica que se haya producido como consecuencia del accidente.

Ansiedad después de una lesión

Los efectos de la violación pueden incluir tanto el trauma físico inicial como un profundo trauma psicológico. Aunque las víctimas de la violación suelen informar de lesiones y problemas de salud reproductiva tras la agresión sexual, la violación no siempre implica fuerza física. Los efectos más comunes y duraderos de la violación son los problemas de salud mental y la disminución de la confianza social.

Los efectos físicos de la violación pueden surgir tanto de las agresiones sexuales forzadas como de las que no implican un sometimiento forzoso, como la violación en cita con ayuda de drogas. Las agresiones sexuales forzadas suelen provocar hematomas o hemorragias visibles en la zona vaginal o anal y alrededor de ella, así como hematomas en otras partes del cuerpo debido a la violencia coercitiva. Pero tanto la violación forzada como otros tipos de violación pueden tener muchas otras consecuencias físicas:

Las víctimas experimentan efectos psicológicos de la violación a corto y largo plazo. Una de las consecuencias psicológicas más comunes de la violación es la autoculpabilización. Las víctimas utilizan la autoculpabilización como herramienta de afrontamiento basada en la evitación. La autoculpabilidad ralentiza o, en muchos casos, detiene el proceso de curación. Otros efectos emocionales y psicológicos comunes de la violación son:

Efectos de las lesiones en los deportistas

El trauma psicológico, o emocional, es un daño o lesión en la psique después de haber vivido un acontecimiento extremadamente aterrador o angustioso y puede dar lugar a dificultades para funcionar o enfrentarse con normalidad después del acontecimiento. Aunque cada persona que experimenta un acontecimiento traumático reacciona de forma diferente, muchas se recuperan bien con un sistema de apoyo adecuado y no experimentan problemas a largo plazo. Sin embargo, algunas personas, después de experimentar un suceso traumático, desarrollarán problemas directamente después del suceso o a los pocos meses del mismo.

Aunque las experiencias traumáticas suelen implicar sucesos que ponen en peligro la vida, cualquier situación que nos haga sentir solos y completamente abrumados puede ser traumática, incluso sin daño físico. Es importante recordar que no son sólo los hechos objetivos los que determinan lo traumático de un suceso, sino también la experiencia emocional subjetiva del mismo. A menudo, cuanto más terror e impotencia se siente, más probable es que una persona quede traumatizada.

Efectos psicológicos de las lesiones

El perjuicio psicológico se considera un daño mental, sufrimiento, perjuicio, deterioro o disfunción causados a una persona como resultado directo de alguna acción u omisión por parte de algún individuo. La lesión psicológica debe alcanzar un grado de perturbación del estado psicológico/psiquiátrico preexistente tal que interfiera de algún modo significativo en la capacidad de funcionamiento del individuo. Si es así, el individuo puede demandar una indemnización por daños y perjuicios.

Los psicólogos y psiquiatras son los profesionales que suelen estar cualificados por sus organismos reguladores o de autorización para diagnosticar y tratar las lesiones psicológicas. Los psicólogos están formados en el estudio del comportamiento y su evaluación, diagnóstico y tratamiento. Muchas pruebas psicológicas están limitadas en su uso a los psicólogos, ya que es poco probable que los psiquiatras reciban una formación sustancial en la administración e interpretación de pruebas. Sin embargo, al ser profesionales de la medicina, los psiquiatras tienen habilidades y una base de conocimientos que no suelen estar al alcance de los psicólogos. El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales -ahora en su cuarta edición (DSM-IV-TR, Asociación Americana de Psiquiatría, 2000[10])- se actualizará pronto con una quinta edición cuya publicación está prevista para 2013 (véase una crítica en Young y First, 2010,[11]). Este Manual se elabora bajo los auspicios de la Asociación Americana de Psiquiatría, pero los psicólogos contribuyen a este proceso participando en sus grupos de trabajo.

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