Efecto pigmalión psicología

El efecto Pigmalión en el deporte

Robert Rosenthal descubrió el efecto Pigmalión en un estudio pionero en 1964. Al introducir el concepto en su libro titulado "Pigmalión en el aula", Rosenthal y su colega Lenore Jacobson se basaron en el mito griego de Pigmalión en "Metamorfosis" de Ovidio (Rosenthal y Jacobson, 1968).

En la historia, Pigmalión era un escultor de Chipre que acabó enamorándose de una estatua de marfil de una mujer que había hecho (Ovidio, 2008). Enamorado de la belleza de la estatua, suplica a los dioses una esposa que se parezca a ella. Los dioses responden concediendo la petición de Pigmalión. La estatua cobra vida.

Siglos más tarde, la obra de teatro Pigmalión, de George Bernard Shaw, también transmitiría esta idea. En ella, Liza explica: "la diferencia entre una dama y una florista no es cómo se comporta, sino cómo se la trata" (Shaw, 1912).

Además, señala: "Siempre seré una florista para el profesor Higgins, porque él siempre me trata como una florista, y siempre lo hará; pero sé que puedo ser una dama para usted, porque usted siempre me trata como una dama, y siempre lo hará" (Shaw, 1912).

¿Qué nos dice el efecto Pigmalión?

La idea que subyace al efecto Pigmalión es que el aumento de las expectativas del líder sobre el rendimiento del seguidor dará lugar a un mejor rendimiento de éste. Dentro de la sociología, el efecto se cita a menudo en relación con la educación y la clase social.

¿Qué es el efecto Pigmalión en las relaciones?

El efecto Pigmalión explica que las personas tienden a rendir al nivel que los demás esperan de ellas. Este efecto explica por qué nuestras relaciones suelen ser profecías autocumplidas. Una vez que se establecen expectativas para alguien, esa persona tenderá a cumplirlas, ya sean buenas o malas.

¿Cuáles son los cuatro factores del efecto Pigmalión?

La teoría de los cuatro factores de Rosenthal, descrita en el vídeo de formación recomendado a menudo, PRODUCTIVIDAD Y LA PROFECÍA DE LA AUTORIZACIÓN: EL EFECTO PIGMALÓN (CRM Films, 1987), identifica el clima, la retroalimentación, el input y el output como los factores que los profesores utilizan para transmitir sus expectativas.

Libro del efecto Pigmalión

Considere este audaz experimento: Un director de sucursal de Metropolitan Life Insurance Company asignó los mejores agentes a su mejor subdirector, los productores medios a un director medio y los de bajo rendimiento al director más pobre.

Sorprendentemente, el grupo medio mejoró su productividad en un porcentaje mayor que el grupo superior. ¿Cómo? Su gerente no se consideraba a sí misma ni a sus agentes como promedio. Les dijo que tenían más potencial que los "superagentes" y les retó a superarlos.

La conexión entre expectativas y comportamiento ha estimulado la investigación desde 1969, cuando se publicó por primera vez este artículo. Pero evocar profecías positivas autocumplidas sigue siendo notablemente difícil. Las siguientes pautas pueden ayudar.

James Sweeney, profesor de la Universidad de Tulane y director de un centro informático, creía que podía enseñar a manejar ordenadores incluso a personas con poca formación. Seleccionó al conserje George Johnson para demostrar su convicción. Gracias a las convicciones de Sweeney sobre sus propios poderes de enseñanza y la capacidad de aprendizaje de Johnson, éste dominó el material, comenzó a gestionar la sala principal de ordenadores y, finalmente, formó a nuevos empleados.

Ejemplo de efecto Pigmalión

Muchos de los juicios que hacemos a diario, aunque nos parezcan sensatos, están, de hecho, lejos de ser racionales y pueden llevarnos a tomar malas decisiones. Estos juicios erróneos se denominan sesgos cognitivos, y hasta la fecha se conocen unos 250 diferentes. Aunque la profesión docente fomenta el desarrollo de la capacidad de pensamiento crítico, la relación alumno-profesor favorece el desarrollo de algunos de estos sesgos, y pueden tener un impacto significativo en el aprendizaje. El efecto Pigmalión es uno de ellos, y el primer paso para prevenirlo es saber más sobre él.

El efecto Pigmalión (o efecto Rosenthal y Jacobson), recibe su nombre de la leyenda de la mitología griega según la cual el rey escultor Pigmalión se enamoró de Galatea, su creación, una estatua que cobró vida. El efecto Pigmalión se produce cuando el simple hecho de mostrar a alguien que se cree en sus posibilidades de éxito influye en su rendimiento, especialmente si se está en una posición de autoridad o influencia sobre esa persona. Cabe señalar que el efecto opuesto al efecto Pigmalión se denomina a veces efecto Golem, que se produce cuando una persona en posición de autoridad juzga que la capacidad de éxito de un individuo es limitada, y éste rinde menos como resultado. En psicología social, el efecto Pigmalión y el efecto Golem se corresponden con el fenómeno de la "profecía autocumplida", que se produce cuando una creencia errónea lleva a su propio cumplimiento.

Efecto Pigmalión

El efecto Pigmalión es un término utilizado para describir un fenómeno en el campo de la psicología que se ha observado y documentado durante muchos años. Los expertos han identificado aplicaciones del efecto Pigmalión en el liderazgo, la educación, el lugar de trabajo, las relaciones e incluso los deportes.

Antes de adentrarnos en los entresijos del efecto Pigmalión, es de vital importancia comprenderlo. El concepto proviene del antiguo mito griego de Pigmalión, un escultor que esculpió la estatua de su mujer ideal y acabó enamorándose de ella, adornándola con joyas y rezando cada noche a los dioses para que cobrara vida. Finalmente, Venus se apiadó de Pigmalión y dio vida a la estatua, y ambos vivieron felices para siempre.

George Bernard Shaw se inspiró en el mito para su célebre obra de teatro Pigmalión (1912), que cuenta la historia de Henry Higgins, un lingüista de clase alta. Éste decide convertir a Eliza Doolittle, una florista de clase baja, en su visión de una dama adecuada. La obra ofrece una visión diferente del efecto Pigmalión y tiene un final ambiguo, pero expone claramente una idea que más tarde serviría de punto de partida para los investigadores: "la diferencia entre una dama y una florista no es cómo se comporta, sino cómo se la trata".

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